Las esperanzas de los peruanos de ver a su selección Sub-20 enrumbar a Egipto y sus pirámides, murieron cuando el juez boliviano Antequera pitó el final de un partido fatal. Así las matemáticas digan lo contrario, Perú entró en estado de coma ayer en el campo del Monumental de Maturín y en su diagnóstico dirá que Colombia le dio un golpe muy duro del que le costará restablecerse. El choque terminó 1-0.
Perú mostraba signos de andar moribundo hasta antes del encuentro. Su técnico Tito Chumpitaz porfió hasta lo último para que Damián Ísmodes arranque de titular sin tomar en cuenta que no estaba al 100% de su rendimiento físico y dejó de lado (una vez más) a Danny Sánchez y Anderson Cueto.
Con un Ísmodes disminuido, los ataques peruanos no hacían mella a la ordenada defensa colombiana porque tanto Manco como Barros no recibían pelotas para hacer daño. Y si la ofensiva no funcionó, los que ejercieron marca (léase Núñez y Salazar) se contagiaron de aquella pasividad y fueron superados con facilidad por Reina e Ibarbo.
Peor aún se mostró la defensa incaica, culpable directa de los males de su selección. Los errores en marca y las descoordinaciones de aquella endeble línea de cuatro generaron que a los 33 minutos Yamith Cuesta anote para sus colores tras un regalo inoportuno de Adrián Zela, quien por querer rechazar, se la sirvió a la cabeza.
La segunda parte estuvo mejor para los rojiblancos pese a tener 10 hombres en el campo -su capitán Carlos Zambrano salió expulsado-, pero su tiempo de vida se acortaba cada vez más, hasta que el juez Antequera pitó el fatal final.
Y pese a faltar aún dos partidos (Argentina y Venezuela), Perú está muriendo -un vez más- en su sueño de ir a un Mundial de esta categoría, salvo ocurra un milagro.
Lastimosamente, los incas parece que seguirán viendo Egipto y sus pirámides sólo por los libros de las enciclopedias.
Perú mostraba signos de andar moribundo hasta antes del encuentro. Su técnico Tito Chumpitaz porfió hasta lo último para que Damián Ísmodes arranque de titular sin tomar en cuenta que no estaba al 100% de su rendimiento físico y dejó de lado (una vez más) a Danny Sánchez y Anderson Cueto.
Con un Ísmodes disminuido, los ataques peruanos no hacían mella a la ordenada defensa colombiana porque tanto Manco como Barros no recibían pelotas para hacer daño. Y si la ofensiva no funcionó, los que ejercieron marca (léase Núñez y Salazar) se contagiaron de aquella pasividad y fueron superados con facilidad por Reina e Ibarbo.
Peor aún se mostró la defensa incaica, culpable directa de los males de su selección. Los errores en marca y las descoordinaciones de aquella endeble línea de cuatro generaron que a los 33 minutos Yamith Cuesta anote para sus colores tras un regalo inoportuno de Adrián Zela, quien por querer rechazar, se la sirvió a la cabeza.
La segunda parte estuvo mejor para los rojiblancos pese a tener 10 hombres en el campo -su capitán Carlos Zambrano salió expulsado-, pero su tiempo de vida se acortaba cada vez más, hasta que el juez Antequera pitó el fatal final.
Y pese a faltar aún dos partidos (Argentina y Venezuela), Perú está muriendo -un vez más- en su sueño de ir a un Mundial de esta categoría, salvo ocurra un milagro.
Lastimosamente, los incas parece que seguirán viendo Egipto y sus pirámides sólo por los libros de las enciclopedias.
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